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NOTA DE PRENSA
Formica Sanguínea, hormiga drogata en la Axarquia
Los mirmecólogos están de suerte en la Axarquía ya que en esta comarca
existe una gran variedad de especies y entre ellas una hormiga
“drogata”: la Formica Sanguínea.
En sus ciudades-hormigueros en la comarca malagueña de la Axarquía,
habita un pequeño coleóptero del genero Lomechusa. Las secreciones que
lamen las sanguíneas del escarabajo no son alimenticias, sino toxicas y
estimulantes.
Sus efectos son similares al alcohol, la marihuana y otras drogas. Las
sanguíneas se drogan lamiendo los tricomas del estaglinido.
La Formica Sanguínea a la que podemos encontrar en varios lugares, por
ejemplo en el Robledal (Parque Natural de la Sierra Tejeda, Almijara y
Alhama de Granada), es una especie parásita que practica la esclavitud;
son hormigas muy agresivas que durante su periodo de ataque no respetan
los
territorios de otras especies.
La belicosa Formica Sanguínea, cuando es molestada en su nido suele
reaccionar de diversas formas. Algunas (la mayoría) se arrojan con
fiereza sobre el enemigo en defensa de su espacio. Otras, dominadas por la
rabia, patalean y dan mordiscos a diestra y siniestra, pero sin tocar al
ofensor. Y hasta las hay que se dejan caer inertes al suelo, haciéndose
las muertas.
Algunas se encierran en sus ciudadelas, amurallando las entradas, otras se
esparcen como centinelas a lo largo de las fronteras de su territorio,
donde permanecen al acecho. La hormiga extraña que pase por su lado será
apresada, internándose el centinela con ella en su terreno para
liquidarla con sus mortíferas armas: las mandíbulas, el aguijón o el
veneno.
Interesante, por no decir cruel, es la costumbre de tomar prisioneros, los
cuales no son asesinados inmediatamente al aire libre, sino conducidos al
nido, donde son sujetados por patas y antenas, siendo mutilados miembro
tras miembro.
Las hormigas establecen relaciones a menudo muy originales con distintos
seres llamados mirmecophiles, es decir “amantes de las hormigas”.
Algunos son parásitos de las hormigas, otros viven en simbiosis con
ellas. El más curioso de estos huéspedes es el coleóptero Lomechusa
strumosa, que vive de las larvas de las hormigas haciéndose alimentar por
las obreras de estas que regurgitan para ellos el contenido de su jabot.
Se toleran, ya que proporcionan a las hormigas una sustancia que segrega
gracias a unas glándulas que posee y actúa como una droga sobre las
hormigas. Esta sustancia en maceración, para su empleo, tiene los mismos
efectos en los humanos (psicotrópico).
Las sanguíneas atienden a las Lomechusa a cuerpo de rey, rindiéndoles
los mismos honores que a su soberana, y se entregan de tal manera al vicio
que llegan a descuidar a la prole. Hay que reconocer que el simple hecho
de hacer uso de esa droga implica un alto grado de adelanto en su especie.
Por
Eduardo Arboleda Ballén
Antropólogo
Apartado de Correos 74
29740 Torre del Mar (Málaga)
Tel. y fax 952544406
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